ESTE ES UN BLOG DONDE LA VERACIDAD DE LA PALABRA DE DIOS TE MUESTRA QUE ES VIVA Y EFICAZ.
sábado, 18 de mayo de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
lunes, 13 de mayo de 2013
VIDEO NO APTO PARA SENSIBLES.
Las imágenes del vídeo son desgarradoras y parecen sacadas de una película de horror.
Muchos dirán que se trata de amarillismo e incluso pensarán que todo es montaje para justificar su personal mundo de fantasía en el que vive. Pero esta es la triste realidad del mundo musulmán.
Todo en el nombre del dios luna: Alá.
Este es sólo una de las innumerables pruebas de los actos salvajes de las mentes corrompidas por las enseñanzas del Corán, y corresponde a un yijadista sirio sacando el corazón de un soldado del ejercito de Bashar al Assad y proceder a comerlo.
En el minuto 0:13 del vídeo el salvaje que sujeta la cámara dice de forma sarcástica:
“parece que el soldado te dejó un corazoncito de amor”En el minuto 0:24 el otro musulmán dice:
- mientras grita “Alá es el más grande (Allah akbar) “
“Juro por Alá, que comeremos sus corazones y sus hígados a todos ustedes, soldados de Bashar (mientras come).En la actualidad los gobiernos del mundo son los grandes responsables de estos actos de salvajismo al no intervenir. Por una parte Rusia es aliado y provee armas a Bashar al Assad, perteneciente a la minoría musulmana alauita. Y por la otra, el resto del mudo occidental apoya a los rebeldes sunitas que quieren instalar a la Hermandad Musulmana en el poder. Ya en febrero pasado dábamos a conocer como en Egipto, se les esta enseñando a los estudiantes que el canibalismo les esta permitido.
Los héroes de Bab Amr nos comeremos sus corazones”.
Ambos, sunitas como alauitas son musulmanes. De acuerdo al libro “sagrado” de esta ideología religiosa, el canibalismo esta permitido según la sura 2:173 y 16: 115 donde el auto-proclamado profeta e ideólogo estableció que solamente estaba prohibido consumir carne de cerdo, sangre y carne de animales muertos, pero que para lo demás, su dios (Alá) era ‘misericordioso’… (Islam y canibalismo)
Si usted es una persona que considera vergonzosos estos vídeos o “morbosos”, sepa que vergonzoso y morboso es ser cómplice de estos actos salvajes al ignorarlos.
HISTORIA PARA REFLEXIONAR: QUE ES ESO?
ACUERDATE HONRRA A PADRE Y MADRE ES EL PRIMER MANDAMIENTO CON PROMESA.
martes, 7 de mayo de 2013
LOS TIEMPOS DEL FIN SEGUN DANIEL. 2da Parte, Capitulos 8 y 9.
.
Un Estudio Bíblico por Jack Kelly
.
Dos
años después de la visión que tuvo Daniel de las cuatro bestias que
describimos en el capítulo 7, él tuvo otra visión, esta vez sobre un
carnero y un macho cabrío. Como veremos, la intención era para darle
tanto a él como a nosotros más detalles sobre las cosas del porvenir,
porque la visión tiene un cumplimiento doble. Para Daniel esta visión
era toda en el futuro, pero para nosotros, el primer cumplimiento está
en la historia, asegurando así que el cumplimiento final se encuentra
aún en nuestro futuro.
Daniel 8
La Visión que Tuvo Daniel del Carnero y del Macho Cabrío
“En
el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a
mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes. Vi en
visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino
en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y
tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto
que el otro; y el más alto creció después. Vi que el carnero hería con
los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía
parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía
conforme a su voluntad, y se engrandecía.” (Daniel 8:1-4).
Era
el año 551 a.C. Faltaban 16 años para la caída de Babilonia ante la
coalición de los Medo-Persas. Susa quedaba a 370 kilómetros al este de
Babilonia, en lo que hoy es el moderno Irán, y se convertiría en la
capital del Imperio Persa. Tanto Daniel como Nehemías vivieron allí,
como también lo hizo la reina Ester. Hoy día se le conoce como Shush.
Una inusual roca blanca en forma de un cono, señala el sitio tradicional
donde reposan los restos de Daniel. Adicionalmente a los judíos persas,
muchos musulmanes chiítas también reverencian al profeta visitando su
tumba hasta este día.
El
rey de Persia usaba una corona con la forma de la cabeza de un carnero
cuando iba a batalla, así que el carnero representa a Medo-Persia. El
cuerno que creció más después es el componente persa de la coalición y
que eventualmente fue el elemento dominante. (El Ángel Gabriel
confirmará para nosotros la identidad de ambos animales más adelante en
este capítulo.) Como lo hemos mencionado antes, Media era el hogar de lo
que hoy día son los curdos mientras que Persia se convirtió en Irán.
Juntos estos dos componentes conquistaron un área que se extendía desde
Paquistán en el este hasta Grecia en el oeste, y hasta las costas del
Mar Negro y las del Mar Caspio en el norte, y reinaron durante 200 años,
hasta cerca del año 330 a.C. Había un camino real que se extendía desde
Susa hasta Sardis en Turquía occidental, que se utilizaba para traer
mercaderías desde el Mediterráneo hasta la ciudad capital.
“Mientras
yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del
poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho
cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos. Y vino hasta el carnero
de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra
él con la furia de su fuerza. Y lo vi que llegó junto al carnero, y se
levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero
no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en
tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder. Y
el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor
fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros
cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo” (Daniel 8:5-8).
El
macho cabrío con un solo cuerno era el símbolo de Felipe de Macedonia,
padre de Alejandro Magno. Los persas habían humillado tanto a Felipe que
Alejandro formó un poderoso ejército para tomar venganza. Para unir las
facciones guerreras de Europa Oriental en contra de los persas,
Alejandro inventó un lenguaje, llamado Griego Común, para que todos
pudieran hablarlo y, al entenderse, arreglar sus disputas tanto reales
como imaginarias. Sin mostrar ninguna misericordia hacia los persas,
Alejandro derrotó contundentemente al ejército de 200.000 hombres de
Darío III, con solamente 35.000 de sus propios soldados, en la Batalla
de Gaugamela en el año 331 a.C. Entonces, él tenía 22 años de edad.
Siete años más tarde Alejandro moriría en Babilonia dejando su imperio
para ser dividido entre sus cuatro generales, Casandro (Macedonia y
Grecia), Lisímaco (Tracia y el Asia Menor), Ptolomeo (Israel y Egipto), y
Seleuco (Siria, Líbano y Jordania).
“Y
de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al
oriente, y hacia la tierra gloriosa. Y se engrandeció hasta el ejército
del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y
las pisoteó. Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y
por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario
fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el
ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad,
e hizo cuanto quiso, y prosperó. Entonces oí a un santo que hablaba; y
otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la
visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando
el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos
mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado” (Daniel 8:9-14).
Ahora
nos adelantamos rápidamente al año 175 a.C., a un descendiente de
Seleuco de nombre Antíoco IV, llamado un cuerno pequeño aquí, quien se
nombró a sí mismo Epífanes, o el Divino. Para este momento, el imperio
seléucida había crecido sustancialmente e incluía a Israel (la Tierra
Gloriosa) que había sido tomado de los descendientes de Ptolomeo.
Antíoco Epífanes odiaba a los judíos y juró borrar su religión de sobre
la faz de la tierra. Y casi tiene éxito.
Haciendo
que el último legítimo Sumo Sacerdote de Israel, Onais III, fuera
asesinado, empezó a negociar el oficio de Sumo Sacerdote al mejor
postor, un sistema de hacer dinero que los romanos adoptaron después.
Invadió Israel y tomó el control de Jerusalén y del Monte del Templo.
Prohibió la circuncisión, hablar o leer en hebreo, y la posesión de las
Escrituras Hebreas, quemando todas las copias que pudo encontrar.
Convirtió el Templo en un centro de adoración pagana bajo pena de
muerte. Mató un cerdo sobre el altar santo y ordenó a los sacerdotes
hacer lo mismo.
Esta
profanación del Templo lo hizo inadecuado para ser usado por los
judíos. Esto llegó a ser conocido como la abominación desoladora con lo
cual se disparó la revuelta de los macabeos, una guerra tipo guerrilla
que fue exitosa después de tres años y medio de luchas, y dirigida por
Judas Macabeo (el Martillo), para expulsar a las tropas de Antíoco de
Israel y restaurar el servicio del Templo. Debido a eso, Antíoco
Epífanes se ha convertido en el tipo más claro de anticristo, siendo la
revuelta de los macabeos un modelo de la gran tribulación. Durante 1.150
días (2.300 tardes y mañanas de sacrificios) el santuario estuvo
desolado hasta que fue vuelto a consagrar durante una ceremonia que hoy
día se celebra como la Fiesta de Hanukkah.
La Interpretación de la Visión
“Y
aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba
comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de
hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y
dijo: Gabriel, enseña a éste la visión. Vino luego cerca de donde yo
estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él
me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo
del fin.
Mientras
él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me
tocó, y me hizo estar en pie. Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha
de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin. En
cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes
de Media y de Persia. El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno
grande que tenía entre sus ojos es el rey primero. Y en cuanto al cuerno
que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro
reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él” (Daniel 8:15-22).
El
Ángel Gabriel viene ahora a explicarle a Daniel que va a extender la
visión para mostrar que habrá una repetición de estos eventos, pero en
una escala mucho más grande, al final de los tiempos. Veremos que el
“cuerno pequeño” de Daniel 7:8 es el cumplimiento final del también llamado “cuerno pequeño” en Daniel 8:9,
el que conocemos como Antíoco Epífanes. El ángel comienza identificando
al carnero y al macho cabrío y describe la distribución del reino de
Alejandro entre sus cuatro generales. Luego se va directamente al tiempo
del “fin de la ira”.
“Y
al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo,
se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Y su poder
se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y
prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al
pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su
mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y
se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será
quebrantado, aunque no por mano humana.” (Daniel 8:23-25)
Los
restos de estos imperios permanecerán hasta el fin de la era cuando un
rey como Antíoco se levante, pero este no estará actuando bajo su propia
fuerza. En Apocalipsis 13:2 se nos dice que el dragón le dará de
su poder. Y a diferencia de Antíoco, quien sufrió una derrota
vergonzosa a manos de los romanos que empezaban a surgir, y fue obligado
a dejar Egipto avergonzado, este otro rey será exitoso en todo lo que
hace y será admirado por todos. “Y
se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón
que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo:
¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Apocalipsis 13:3-4).
Él
saldrá a escena como un pacificador, pero terminará con la mayor parte
del mundo bajo su autoridad, aun creyendo que puede ir a la guerra en
contra de los ejércitos celestiales. Como su predecesor, tendrá un odio
anormal por los judíos e intentará borrarlos de la faz de la tierra. Él
también levantará una estatua en el Lugar Santo (Apocalipsis 13:15), llamándose a sí mismo Dios y exigiendo que se le adore (2 Tesalonicenses 2:4). Sin embargo, su fin será a manos de Aquel Quien en verdad es el Rey de toda la Tierra.
“La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días.
Y
yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando
convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de
la visión, y no la entendía” (Daniel 8:26-27).
Gabriel
concluyó su interpretación de la visión al implicar que las 2.300
tardes y mañanas ciertamente vendrán, pero que el cumplimiento final de
la visión es para los tiempos del fin. Esto ha sido verificado en la
historia. La desolación del Templo que hizo Antíoco Epífanes fue el
cumplimiento de las tardes y las mañanas. A nosotros no se nos da ningún
tiempo referente a la gran tribulación, en la que la abominación
desoladora venidera se nos dice que dura 1.260 días, y, como lo veremos
en el capítulo 12, quizás más.
Daniel 9
Ahora
son trece años más tarde, es el año 538 a.C. Daniel ya es un hombre
anciano, probablemente en la edad de sus ochentas. Ya ha estado en
Babilonia durante casi 70 años y se ha enterado, al leer el libro de
Jeremías sobre la conquista de Babilonia, que el período de cautividad
de Israel estaba casi por terminar. Dios le había dicho a Jeremías que
la cautividad duraría 70 años, y luego Babilonia sería derrotada y los
judíos serían liberados para reconstruir su país (Jeremías 25:11-12).
El motivo para este juicio fue la insistencia de Israel en adorar a los
falsos dioses de los vecinos paganos. La duración de esos 70 años fue
por el hecho de que durante 490 años los judíos habían descuidado
observar el descanso de la tierra que estaba estipulado en un año de
cada siete años, como Dios lo había ordenado en Levítico 25:1-7.
El Señor había sido paciente durante todo ese tiempo, pero finalmente
los envió a Babilonia con el objeto de darle a la tierra los 70 años de
descanso que se le debía (2 Crónicas 36:21).
Mientras oraba un día, confesando los pecados de Israel y recordándole a Dios Su promesa de restaurarlos (Daniel 9:1-23),
Daniel recibió la visita, por segunda vez, del Ángel Gabriel, el cual
interrumpió su oración para revelarle a Daniel más sobre el futuro de
Israel, y una vez más, ampliando las visiones de los Capítulos 7 y 8,
con un repaso en cuatro versículos, de las cosas venideras.
Muchas personas creen que Daniel 9:24-27
es el pasaje más importante de la profecía en todas las Escrituras.
Casi todos los errores que me he encontrado al estudiar las distintas
interpretaciones de la profecía de los últimos días, se puede decir que
tienen su origen en la mala interpretación de este pasaje. Leamos todo
el asunto para que podamos tener el cuadro general y luego analizarlo
versículo por versículo.
“Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad,
para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que
desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta
el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se
volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después
de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por
sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra
durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con
muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador,
hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame
sobre el desolador” (Daniel 9:24-27).
Ninguna
profecía en todas las Escrituras es tan crítica para nuestro
conocimiento de los tiempos del fin, como lo son estos cuatro
versículos. Antes que nada, debemos hacer unas aclaraciones, para luego
interpretar este pasaje versículo por versículo. La palabra hebrea
traducida semanas (o sietes) se refiere a un período de siete años, de
la misma manera que la palabra década se refiere a un período de 10
años. Literalmente significa “una semana de años”. De tal manera que 70
semanas son 70 x 7 años, o 490 años. Este período está dividido en tres
partes; 7 semanas o 49 años, 62 semanas o 434 años, y una semana o siete
años. Entonces comencemos.
“Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad,
para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos (lugar Santísimo)” (Daniel 9:24).
Estas
son las seis cosas que deben de lograrse para el pueblo de Daniel
(Israel) y la Santa Ciudad de Daniel (Jerusalén) durante un período de
490 años. He insertado la frase “lugar Santísimo” al final del versículo
para aclarar el hecho de que se refiere al Templo judío en Jerusalén.
“Sabe,
pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y
edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y
sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en
tiempos angustiosos” (Daniel 9:25).
Aquí
vemos una clara profecía sobre el momento de la Primera Venida de
Cristo. Cuando este mensaje le fue dado a Daniel por el Ángel Gabriel,
Jerusalén era una ciudad en ruinas por casi 70 años, y los judíos
estaban cautivos en Babilonia. Al contar 62 + 7 períodos de 7 años cada
uno, a partir de un futuro decreto que le da a los judíos el permiso
para restaurar y reconstruir Jerusalén, entonces deben de esperar al
Mesías. Eso es un total de 483 años después que el decreto es emitido.
Aquí
es importante poder distinguir el decreto que liberó a los judíos de su
cautiverio del decreto que les permitió reconstruir Jerusalén.
Cuando
Ciro de Persia conquistó Babilonia en el año 535 a.C., de inmediato
liberó a los judíos. Eso había sido profetizado 150 años antes en Isaías 44:24-45:6 y vio su cumplimiento en Esdras 1:1-4. Pero según Nehemías 2:1,
el decreto para reconstruir Jerusalén fue emitido el mes primero del
vigésimo año de su reinado por el Rey Artajerjes de Persia (Marzo del
año 445 a.C. en nuestro calendario, cerca de 90 años después).
Exactamente
483 años después de eso, el Señor Jesús entró en Jerusalén montando una
asna, a los gritos de “Hosanna”, en el único día en Su vida que Él les
permitió a sus seguidores que lo proclamaran como Rey de Israel,
¡cumpliendo así la profecía de Daniel al día preciso! El idioma hebreo
en el 9:25 le llama “Mesías Príncipe”, anotando el hecho de que Él
estaba llegando como el Hijo Ungido de David y aún no había sido
coronado Rey.
En Lucas 19:41-44,
Jesús les recuerda a las personas sobre la naturaleza específica de
esta profecía. Cuando se acercaba a Jerusalén y ve la ciudad, llora
sobre ella y dijo, “¡Oh,
si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu
paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre
ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por
todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos
dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no
conociste el tiempo de tu visitación”. Jesús los responsabilizó porque conocían Daniel 9:24-27.
Unos días más tarde, Jesús extendió esa responsabilidad a nosotros. “Por
tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que
habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén
en Judea, huyan a los montes” (Mateo 24:15-16). A nosotros también se nos obliga a entender Daniel 9 en referencia a la gran tribulación y la Segunda Venida.
“Y
después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas
no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la
ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de
la guerra durarán las devastaciones” (Daniel 9:26).
Primero
se cumplieron 7 semanas (49 años) y luego 62 semanas (434 años) para un
total de 69 semanas o 483 años. Al final de este segundo período, su
Mesías será ejecutado (literalmente destruido al hacer un pacto) sin
haber recibido ninguno de los honores, gloria y bendiciones que las
Escrituras le prometieron, y el pueblo de un príncipe que aun ha de
venir, destruirá Jerusalén y el Templo. Los israelitas serán esparcidos
por todos lados y la paz eludirá al mundo.
Todos
sabemos que Jesús fue crucificado estableciendo un Nuevo Pacto en el
proceso, y 35 años más tarde, los romanos incendiaron la ciudad y el
Templo, destruyéndolos totalmente. Los judíos que sobrevivieron fueron
obligados a huir para salvar sus vidas y durante los siguientes 2.000
años yo no creo que ninguna generación haya escapado de estar
involucrada en alguna clase de guerra.
Pero
entonces algo extraño sucedió: El Reloj Celestial se detuvo. Ya habían
transcurrido 69 de las 70 semanas, y todo lo que había sido profetizado
sucedió durante esos 483 años, pero aún quedaba por cumplirse una semana
(7 años). Hay insinuaciones en el Antiguo Testamento de que el reloj se
ha detenido varias veces anteriormente, en la historia de Israel,
cuando por alguna razón u otra, los judíos estaban fuera de su tierra. Y
en el Nuevo Testamento también se nos dice que mientras Dios está
tratando con la Iglesia, el tiempo deja de existir para Israel (Hechos
15:13-18). Pero la indicación más clara es que ese evento predicho en Daniel 9:27 aún no se ha cumplido.
“Y
por otra semana [él] confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la
semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre
de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la
consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador” (Daniel 9:27).
Aquí
se encuentra la Semana Setenta que hace falta, pero antes de que
intentemos entenderla, repasemos una regla de gramática que nos ayudará a
que nuestra interpretación sea la correcta. Esta regla es la siguiente:
Los pronombres se refieren al nombre previo más cercano. “Él”, siendo
un pronombre personal, se refiere a la persona anterior más cercana, en
este caso “el príncipe que ha de venir”. Entonces, un gobernante que
vendrá de alguna parte del antiguo Imperio Romano, confirmará un pacto
de siete años con Israel el cual les permitirá construir un Templo y
restituir el sistema de culto del Pacto Antiguo. Tres años y medio
después, él violará ese pacto al colocar una abominación que causa que
el Templo sea desolado, terminando así con el culto. Esta abominación
acarrea la ira de Dios sobre él y será destruido. Este es el cuerno
pequeño de Daniel 7:8, y el cumplimiento final del cuerno pequeño de Daniel 8:9, que primeramente fue cumplido en Antíoco Epífanes.
La
manera más obvia por la cual sabemos que estas cosas aun no han
sucedido es que el sistema del culto judío del Pacto Antiguo requiere de
un Templo para celebrarse, y no ha habido ningún Templo desde el año 70
d.C. cuando los romanos lo destruyeron.
Algunas
personas dicen que esta profecía se cumplió durante la destrucción de
los romanos en el año 70 d.C., pero la mayoría creen que aun se
encuentra en el futuro, en parte debido el término abominación
desoladora. Como Gabriel le dijo a Daniel, que durante el tiempo de la
ira, habrá un segundo y más grande cumplimiento de la profecía de su
visión en el capítulo 8. Otro rey se levantará y repetirá las cosas que
Antíoco hizo, una de las cuales será entrar en el Templo declarándose
ser Dios, y exigiendo que la gente adore una estatua con su efigie.
Jesús dijo que este evento lanzaría la gran tribulación (Mateo 24:15-21), y Pablo dijo que el anticristo sería el que lo haría (2 Tesalonicenses 2:4).
Las blasfemias de Antíoco no fueron específicamente repetidas cuando
los romanos destruyeron el Templo, y desde entonces no ha habido otro
Templo. Las similitudes entre este evento venidero y el que registra la
historia, son tan obvias, que muchos eruditos están persuadidos que ese
evento señala al otro ya que nada, en los años que intervienen se ajusta
tan completamente a ese evento.
Pronto, Muy Pronto
Siguiendo
a una guerra devastadora en el Medio Oriente, un nuevo líder pronto
surgirá a escena. Con un gran carisma personal y un plan para terminar
todas las guerras, cautivará y controlará el mundo. Ya que todos los
verdaderos creyentes habrán desaparecido recientemente de la tierra, no
tendrá ningún problema en persuadir a la mayoría de los habitantes que
quedaron de que él es el Mesías prometido, el Príncipe de Paz. Los
pasmará y asombrará con todo tipo de proezas diplomáticas y de
conquista, aun haciendo actos sobrenaturales. Pero cuando él afirme ser
Dios, todo el infierno se desatará sobre la tierra, y los tres años y
medio del peor y más terrible tiempo que la humanidad haya jamás tenido,
amenazará su misma existencia.
Pero
antes de que todos sean destruidos, el verdadero Príncipe de Paz
retornará y vencerá a ese impostor. Él instalará Su reino sobre la
tierra, un reino que nunca será conquistado ni entregado a nadie más. Al
haber entregado Su vida para terminar la prevaricación, y poner fin al
pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y
habiendo cumplido toda la visión y la profecía bíblicas, Él ungirá el
Lugar Santísimo y recibirá todo el honor y la gloria y las bendiciones
que las Escrituras le prometieron. Israel finalmente verá su reino
restablecido y vivirá en paz con Dios en su medio, y usted y yo, como la
novia de Cristo, reinaremos y gobernaremos con Él para siempre.
domingo, 5 de mayo de 2013
miércoles, 1 de mayo de 2013
LOS TIEMPOS DEL FIN, SEGUN DANIEL......1a parte, capitulos 2 & 7
Los Tiempos del Fin Según Daniel … 1ª Parte, Capítulos 2 & 7
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Desde
aproximadamente el año 1000 hasta el año 900 a.C., Israel fue la nación
más temida y admirada de la Tierra. Pero después de la muerte de
Salomón y la guerra civil que le sucedió, la nación cayó de su posición
exaltada a un reino dividido debido a la idolatría. Los enemigos de
Israel vieron su oportunidad y le tomaron ventaja. Primero fue el Reino
del Norte el cual fue conquistado en el año 701 a.C. por los asirios y
después el reino del Sur que fue llevado cautivo en esclavitud, cerca de
cien años después, por manos del rey de Babilonia.
Así
comenzaron los tiempos de los gentiles, también conocidos como el
Dominio Gentil, el cual abarcaría un lapso de más de 2.600 años, desde
el cautiverio en Babilonia hasta el Reino Milenial, cuando un imperio
gentil después de otro, ha tenido su turno gobernando el mundo,
generalmente subyugando a Jerusalén en el proceso. Jesús dijo, “Y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”
(Lucas 20:24); y así ha sido. La recaptura de toda la ciudad de
Jerusalén por Israel en Junio de 1967 y los eventos de nuestros tiempos,
son claras señales de que se avecina el fin del Dominio de los
Gentiles.
Daniel
2 y Daniel 7 nos dan dos puntos de vista diferentes sobre los gobiernos
mundiales durante este período, el punto de vista del hombre y el de
Dios. Como ustedes podrán imaginarse, estos puntos de vista son
substancialmente diferentes. Primero veremos las cosas desde la
perspectiva del hombre.
Nuestro
estudio comienza en el capítulo 2 cuando Daniel, habiendo sido llevado
cautivo a Babilonia siendo un adolescente y educado para convertirse en
un consejero del rey, se encuentra luchando por su vida. Si él no puede
interpretar el conflictivo sueño del rey, él y sus amigos serían
brutalmente ejecutados. Solamente hay una trampa. El rey no les dirá el
sueño.
Afortunadamente sí hay Alguien que puede decir el sueño. Veamos.
Daniel 2:26-49
“Respondió
el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme
conocer el sueño que vi, y su interpretación? Daniel respondió delante
del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni
astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un
Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al
rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí
tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama” (Daniel 2:26-28).
Daniel
había orado a Dios para que le revelara el sueño y su interpretación.
Razonando que Dios no lo habría puesto en una posición de influencia en
la corte del conquistador de Israel solamente para ser ejecutado, Daniel
se comprometió a hacerle frente al reto imposible del rey y le pidió
ayuda a Dios. Y ahora es el momento del espectáculo.
“Estando
tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había
de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que
ha de ser. Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí
haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a
conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos
de tu corazón” (Daniel 2:29-30).
Los
motivos del rey quedan expuestos. Él se ha rehusado a revelar el
contenido del sueño porque no les tiene confianza a sus consejeros.
Entonces, si hay alguien que le pueda decir tanto el sueño como su
interpretación, demostrará ser tanto sabio como confiable.

“Tú,
oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy
grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su
aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su
pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus
piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro
cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e
hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los
desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro
cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del
verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro
alguno. Más la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que
llenó toda la tierra” (Daniel 2:31-35).
Puedo
imaginarme al rey al borde de su asiento, mirando fijamente a los ojos
de Daniel cuando se dio cuenta de que Daniel le estaba describiendo su
sueño hasta el último detalle. Podría apostar que Daniel había captado
toda la atención de la corte, porque con solo mirar el rostro del rey
les decía a los de la corte que Daniel estaba salvando su vida y la de
ellos también. Y ahora la interpretación.
“Este
es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del
rey. Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado
reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de
hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu
mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro” (Daniel 2:36-38).
Babilonia
era el país que hoy día conocemos como Irak. Jeremías, un profeta
contemporáneo a Daniel, quien escribió desde Jerusalén, les había dicho a
los enviados de las naciones vecinas de Israel que Dios les estaba
dando dos alternativas para escoger, rendirse al rey de Babilonia y
vivir, o pelear y morir. Dios había escogido al rey Nabucodonosor para
castigar a los enemigos de Israel por sus traiciones pasadas al mismo
tiempo que Dios traía el juicio decretado sobre Israel por su idolatría (Jeremías 27:1-11).
Como resultado de eso, Babilonia terminó gobernando todo el Medio
Oriente incluyendo partes de Egipto. Pero Daniel acababa de informarle
al rey que cualquier lugar de la tierra que él quisiera lo recibiría en
sus manos. Aun los animales le habían quedado sujetos. Nabucodonosor,
representando a Babilonia, era la cabeza de oro de la estatua.
“Y
después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un
tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el
cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe
todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los
pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de
hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del
hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los
dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el
reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro
mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no
se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Daniel 2:39-43).
El
conocimiento de nuestra historia permite que este pasaje sea
interpretado con exactitud. Babilonia fue conquistada por la coalición
de los medos (hoy día los curdos) y los persas (Irán), al final del
período de setenta años decretado para la cautividad de Israel. Ellos
forman el pecho y los brazos de plata. Los ejércitos griegos bajo el
mando de Alejandro, conquistaron a Persia y están representados por el
vientre y los muslos de bronce. Las piernas de hierro son las divisiones
del imperio romano del Este y el Oeste, el cual desplazó a los griegos,
y desde este punto en adelante pasamos de la historia a la profecía. El
imperio romano en realidad nunca fue conquistado, sino que colapsó por
el peso de su propia decadencia, transformándose, en el proceso, de una
entidad política a una religiosa. El Sacro Imperio Romano tuvo control
sobre el mundo conocido hasta la Edad Media. Después, varios de sus
componentes han visto su turno bajo el sol. España, Inglaterra, y ahora
la colonia de Inglaterra, los EE.UU.
Eso
deja por fuera los diez dedos de los pies, un imperio que aún no ha
llegado al poder, y cuya llegada a la escena mundial estará
caracterizada por la unión y la separación de sus componentes, que
estarán incómodos los unos con los otros. Esto describe a la Unión
Europea, una confederación de 22 naciones al momento, con solamente diez
socios con plenos derechos, y doce miembros asociados en distintos
niveles de aceptación. Mientras que aparentan estar unificados, casi han
llegado al punto de quebrar esa unión, como lo fue la crisis pasada
sobre la moneda única y la reciente derrota de su constitución única.
Pero
no olviden que en el sueño de Nabucodonosor, la estatua tenía dos
piernas, señalando los dos componentes del imperio romano. El componente
del este está formado hoy día por una gran parte del mundo islámico,
mientras que el componente del oeste es lo que ahora se llama la Unión
Europea. En algún momento, pronto, veremos algún tipo de acomodo que
hará que esas dos piernas se unan de manera efectiva, aunque imperfecta.
Quizás la galopante “islamización” de Europa es una primera señal de
eso.
En la Versión Reina Valera de 1602, Daniel 2:43 dice, “Cuanto
a aquello que viste, el hierro mezclado con barro cocido, se mezclarán
con simiente humana, más no se pegarán el uno con el otro, como el
hierro no se mezcla con el barro”. El barro cocido
aparentemente se refiere a los vasos de alfarero hechos con fragmentos
reciclados de cerámica o pedazos rotos de distintas clases de barro, los
cuales se muelen hasta hacerlos polvo y se mezclan con agua para formar
una sustancia como el barro. Cuando se seca, este material resultante
es muy quebradizo y se rompe fácilmente. En el sueño de Nabucodonosor la
intención del barro es simbolizar la dificultad que los imperios del
fin de los tiempos tendrán para mantenerse unidos, y que están
representados por los diez dedos de los pies.
Pero entonces, el versículo 43 dice, “se mezclarán con simiente humana”.
¿Quiénes son los que se mezclarán? ¿Nos está diciendo Daniel que
algunos seres no humanos intentarán unirse con los seres humanos, o aun
mezclarse con ellos para formar parte de la genética humana? ¿Y si eso
es así, que les costará mucho mantenerse unidos? No podemos decirlo,
pero algunos eruditos dicen que no debemos sorprendernos que el retorno
de los nefilines esté profetizado en este versículo.
“Y
en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no
será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará
y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de
la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano,
la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro.
El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación” (Daniel 2:44-45).
Pero
cuando todo parece que los diez dedos de los pies finalmente se están
uniendo y su poder se está consolidando, el Señor derramará el juicio
más grande y final sobre la tierra. Cualquier último vestigio de los
reinos gentiles, será destruido, y el mismo Señor establecerá un reino
que nunca será destruido ni tampoco será entregado en manos de otros.
“Entonces
el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante
Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso. El rey habló a
Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor
de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este
misterio.
Entonces
el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y
le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de
todos los sabios de Babilonia. Y Daniel solicitó del rey, y obtuvo que
pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y
Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey” (Daniel 2:46-49).
Y
de esta manera empieza la asombrosa carrera de Daniel como el consejero
jefe del rey de Babilonia, y después del rey de Persia.
Al
principio dije que esta visión representa el punto de vista humano del
Dominio Gentil, el cual está representado por metales brillantes y
preciosos. Mientras que cada metal es menos valioso que el anterior, lo
que representa un decaimiento en la calidad de cada gobierno, cada metal
es también menos maleable, más duro y por lo tanto más fuerte, con lo
cual se representa un crecimiento en el poder.
Seguidamente vamos a ver estos mismos cuatro imperios pero desde la perspectiva de Dios, y como les dije, eso será muy distinto.
Daniel 7:1-14
El Sueño de Daniel de las Cuatro Bestias
“En
el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y
visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el
sueño, y relató lo principal del asunto.
Daniel
dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos
del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes,
diferentes la una de la otra, subían del mar” (Daniel 7:1-3).
La
visión del capítulo 7 tuvo lugar 50 años después de Daniel 2. Belsasar
era el nieto de Nabucodonosor, y Daniel ya para entonces, era un hombre
bastante mayor. Los cuatro vientos del cielo simbolizan un acto soberano
de Dios, y el hecho de que estas bestias salen del mar nos dan una
pista de que representan la maldad del Dominio Gentil (Isaías 57:20-21).
“La
primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta
que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso
enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de
hombre” (Daniel 7:4).
El símbolo de Babilonia era un león alado. Al convertirlo en un hombre se vuelve una representación de Nabucodonosor.
“Y
he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de
un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los
dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne” (Daniel 7:5).
El
oso simboliza a la coalición Medo-Persa. A pesar de que Media era el
socio mayor, Persia se convirtió en el más fuerte, lo cual se muestra
por un costado más alto que el otro. Las tres costillas son las tres
conquistas principales de Persia, Lidia en el año 546 a.C., Babilonia en
el 539, y Egipto en el 525.
“Después
de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas
de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le
fue dado dominio” (Daniel 7:6).
El
leopardo es Grecia. Las cuatro alas representan la velocidad con la que
Alejandro conquistó el mundo conocido. Solamente le tomó diez años
lograrlo. Las cuatro cabezas son sus cuatro generales que tomaron el
reino después de la muerte de Alejandro y lo dividieron entre ellos.
“Después
de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta
bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos
dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba
con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de
ella, y tenía diez cuernos” (Daniel 7:7).
Esta
bestia es tan espantosa y terrible que no se parecía en nada a algo que
Daniel hubiera visto antes. Sus dientes de hierro recuerdan las piernas
de hierro de Daniel 2:40. Roma era un poderoso imperio que no
toleraba ninguna resistencia en su contra. Con la referencia a los diez
cuernos de nuevo saltamos de la historia a la profecía, del antiguo
imperio romano a su renacimiento en nuestros días.
“Mientras
yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre
ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y
he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que
hablaba grandes cosas” (Daniel 7:8).
Aquí
se encuentra el origen de uno de los títulos del anticristo, el cuerno
pequeño. Observen que él no es uno de los diez cuernos originales, sino
que sale de entre estos. Un cuerno indica autoridad, cuando se usa
simbólicamente. Para mí esto quiere decir que el anticristo no comienza
siendo parte del liderazgo oficial, sino que sale de un miembro
insignificante de fuera del centro de poder, para deponer a tres de los
líderes existentes y asumir la autoridad de estos. Si estoy en lo
cierto, busque al anticristo que surge a escena sorpresivamente de un
segmento previamente sin importancia del imperio, en vez de entre los
líderes actuales. (Como un simple ejemplo hipotético, mire cuán rápido
el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad ha surgido de su antigua y
desconocida posición de alcalde de Teherán a una posición de prominencia
mundial.)
Daniel
vio a un ángel en su visión que también estaba observando las cosas.
Cuando le preguntó sobre la cuarta bestia y el cuerno pequeño, recibió
esta explicación: “La
cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente
de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y
despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se
levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será
diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras
contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará
en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta
tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (Daniel 7:23-25).
Esta
es obviamente una referencia a los tiempos del fin e incluye la
duración de la gran tribulación de tres años y medio, durante la cual,
el cuerno pequeño se adueñará del control de todo el mundo, quitándoselo
a los diez reyes. Como Pablo lo confirmó después, él se exaltará a sí
mismo sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (2 Tesalonicenses 2:4). Y como nos lo dice Apocalipsis 13:7, hará guerra en contra de los creyentes de la tribulación y los vencerá.
“Estuve
mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días,
cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana
limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego
ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de
millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el
Juez se sentó, y los libros fueron abiertos” (Daniel 7:9-10).
Pero
mientras que el anticristo consolida su poder en la tierra, un Gran
Poder está poniendo en movimiento Su plan en el cielo. Se están trazando
los lineamientos para la batalla culminante del Planeta Tierra. Los
“millones de millones” que le asistían, pueden representar a los
ejércitos angelicales. De esta manera Daniel describe una multitud que
nadie podía contar, quizás sea una referencia a la iglesia que ha sido
raptada. Juan tomó prestada esta ilustración para describir la escena
ante el trono en Apocalipsis 5:11.
Observen
los tronos en plural. Daniel estaba teniendo un vistazo del fin de los
tiempos y mira una insinuación de los tronos de los 24 ancianos. Ninguna
de las otras visiones en el Antiguo Testamento del trono de Dios,
menciona estos tronos porque todo sucede en un tiempo real. Este pequeño
vistazo es un argumento en contra de lo que algunos teólogos sostienen
que los 24 tronos están ocupados por un orden no identificado de ángeles
que son los que asisten a Dios en el gobierno del Universo. El hecho de
que no aparecen en el Antiguo Testamento, pero sí lo hacen cuando el
contexto es el fin de la era, implica que otro nivel de gobierno ha sido
agregado desde la cruz. Y eso solamente puede ser la Iglesia.
“Yo
entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba
el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue
destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también
quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada
la vida hasta cierto tiempo” (Daniel 7:11-12)
De vuelta en la tierra, la gran tribulación se resume en dos versículos.
“Miraba
yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía
uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino,
para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio
es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será
destruido”(Daniel 7:13-14).
Y,
finalmente, la culminación de la historia humana. El dominio sobre el
Planeta Tierra el cual Adán perdió por habérselo entregado a Satanás, ha
sido recobrado por el Hijo de Dios, para nunca más perderlo. Él regirá y
reinará con Su Iglesia para siempre.
Un
período de la historia visto desde la perspectiva humana, como una
bella estatua hecha de metales brillantes y preciosos, es descrita por
Dios como en realidad lo es, una serie de bestias voraces que oprimen y
devoran a la humanidad y se oponen a todo esfuerzo que Dios hace para
liberarnos.
Ustedes
y yo hemos llegado al final de todo esto. Nosotros no estuvimos
presentes para ver su inicio como lo estuvo Daniel, pero de acuerdo a la
descripción que nos dejó, estamos en mejor posición de poder reconocer
nuestro mundo por lo que es, e identificar correctamente las señales que
nos dicen que el fin está cerca. La próxima vez, si Dios quiere,
veremos el capítulo 8 y otro modelo del anticristo.
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