AJN.- La Agencia Judía de
Noticias diálogo con el rabino uruguayo Mauricio Balter, quien relató
los difíciles momentos que vive la población del sur de Israel desde
hace más de diez años como consecuencia de los ataques con misiles
provenientes desde Gaza. Además contó cómo es vivir bajo amenaza de
muerte y correr a los refugios. “La gente está tranquila sabe que esto
iba a pasar porque era imposible seguir viviendo así cuando sonaba la
sirena cada hora”, resumió.
La
sirena se escucha de fondo y la comunicación se hace dificultosa
mientras el rabino Mauricio Balter se acomoda en el hall del edificio en
que vive, el lugar asignado como refugio ante los ataques con cohetes
de Hamas, y casi con la voz agitada pasa describir los momentos que se
viven en la ciudad de Beer Sheva, una de las más antiguas de Israel,
ubicada al sur del país, a 108 kilómetros de Tel Aviv.
“Estamos
en medio de una sirena, acabo de escucharla y estamos con los vecinos
en el lobby o hall del edificio, cada hora tuvimos una sirena. No nos
dejaron dormir, ni cambiar, da miedo entrar al baño”, relata Balter con
la voz agitada, cargada de la adrenalina que genera el peligro y la
incertidumbre.
En
Israel ya es pasado el mediodía, pero el clima de tensión se mantiene
entre los vecinos que solo tuvieron un minuto para llegar al “refugio” y
algunos segundos después comenzaron a recuperar la respiración tras
escuchar como la denominada “Cúpula de Hierro” atajaba ese maldito
cohete lanzado desde el otro lado de la frontera.
“Hay
un millón de personas que están en los refugios desde ayer miércoles
cuando comenzó la operación. A pesar de que destruyeron un almacén de
misiles de largo alcance aún se escuchan explosiones. Acá, por lo que
acabamos de escuchar, seguramente la Cúpula de Hierro bajó tres misiles”, relató el rabino, mientras el murmullo se colaba por el teléfono.
Desde
Buenos Aires, el cronista no logra aclarar como funciona el sistema de
conteo de misiles que caen en territorio israelí, pero Balter asegura,
desde el mismo escenario de los incidentes, que en cuatro años cayeron
once mil misiles.
Ya
para esta hora, los noticieros israelíes dan cuenta de que el sistema
de defensa antimisiles había bajado 80 explosivos. “Sabemos enfrentarnos
a estas cosas, pero no tenemos ninguna rutina de vida, solo hay que
llegar al lugar protegido. Tenemos instrucciones claras. La gente tiene
prohibido ir a trabajar (en las áreas más cercanas a la frontera con
Gaza) y en las escuelas y universidades ubicadas hasta 40 kilómetros
de la frontera no hay clases. Nos dicen que hay una amenaza fuerte y
tenemos que estar cerca de los refugios”, describe Balter, quien es el
líder espiritual de la Congregación Eshel Avraham, de Beer Sheva.
Balter, rabino de la Comunidad Conservadora
Masortí, también fue director del “Proyecto de Aliá Sudamericana a
Kiriat Bialik”, una ciudad donde reside una importante cantidad de
argentinos.
La
calma parece retornar al edificio de 42 departamentos y las casi 200
personas que residen en el complejo se preparan para retornar a la
“normalidad”.
“Soy
un rabino y suspendimos todas las actividades. Mañana realizaremos los
servicios religiosos en la comunidad, pero pedimos que estén atentos a
las noticias porque hay orden de no hacer ninguna reunión donde asistan
más de 100 personas. Tenemos pautas claras. Eso hace que no haya tantos
heridos”, puntualiza Balter.
-Rabino,
tal vez sea una pregunta fuera de lugar frente al momento desesperante
que viven, pero cómo hacen para alimentarse, por ejemplo.
-“Hay
zonas como en Sderot (una ciudad del Distrito Meridional de Israel
ubicada a solo un kilómetro de Gaza) donde la gente está en forma
prolongada en el refugio tienen alimentos en el mismo refugio. Si hay
una pausa se reabastecen. En nuestro caso no tenemos problemas porque
escuchamos la sirena vamos al refugio y después volvemos a la casa, no
estamos todo el tiempo en el refugio”, explica Balter.
Incluso,
comenta que en los edificios nuevos ya hay “una habitación antibomba”,
es algo obligatorio. “En el edificio en el que vivo tiene 35 años y
salimos al hall del piso y nos encontramos todos los vecinos y, en
realidad, la gente está tranquila sabe que esto iba a pasar porque era
imposible seguir viviendo así cuando sonaba la sirena cada hora”,
señala.
“Es
una situación que no es sana, no se puede vivir así, sin tener una vida
ordenada. Israel tenía que hacer algo porque en los últimos días la
situación era insostenible. Ochenta misiles por día, ¿cómo se puede
vivir?”, se pregunta Balter, que no para desahogarse y deja al cronista
sumergido en el silencio.
“Salir
al jardín o al trabajo es supertenso porque hay que correr a un
edificio o algún lugar que uno desconoce para refugiarse. Acá los
edificios están abiertos, pero si te toma en un lugar abierto hay que
salir del auto y tirarse al piso. Sin ir más lejos, ayer volvía de un
duelo con unas personas mayores cuando sonó la sirena y esta gente no
puede correr y no los podía dejar solos, así estuvimos ahí expuestos a
todo”, relata.
La
rutina de la ciudad se ve alterada por misiles y los chicos ya
perdieron una semana de clases desde el inicio del ciclo lectivo el
pasado 5 de agosto. A eso hay que agregarle las pérdidas económicas que
genera esta situación.
“Espero
que no empeore porque sería un escenario muy triste, espero que haya
diálogo entre las partes y acuerdos para que no haya más misiles sobre
Israel y Gaza. No soy partidario de violencia ni de la guerra”, ruega el
rabino.
Balter
aclara que no tiene contacto con la gente de Gaza. “Estoy en una
organización derechos humanos y si tengo contacto con árabes israelíes,
pero es diferente a la gente que vive en Gaza que son más extremistas.
Acá hay árabes israelíes, gente muy moderada que está en contra de la
guerra. Espero que esto se termine rápido”, expresa.
Nacido
en Uruguay, Balter, de 55 años, explica que Beer Sheva es una ciudad de
unos 200 mil habitantes que se puede recorrer en menos de media hora.
“En nada se parece a Buenos Aires”, agrega.
“Es
muy importante que las noticias sean objetiva y que la gente entienda
la situación en Israel y no fijarse en los medios tendenciosos. El tema
no es lo que pasó ayer u hoy sino en los últimos diez años. Acá la gente
no tiene vida”, concluye el rabino cuando el conteo de misiles caídos
en Israel ya supera los 270 y un par estuvieron cerca de llegar a Tel
Aviv, donde la misma sirena del principio de esta nota volvió a sonar
después de más de 20 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
HAS TU COMENTARIO SI DESEAS AQUI