lunes, 18 de julio de 2011

SECUENCIAS DE VISIONES POR JOE BRANDT

Esto es California, estamos hundiéndonos en el mar. Las visiones de Joe Brandt   

Este relato es el resultado de una serie de visiones que tuvo un joven de 17 años llamado Joe Brandt, mientras se recuperaba de una conmoción cerebral en el hospital de Fresno (California) a causa de la caída de un caballo. Tened presente que esto lo dijo Joe Brandt en el año 1937.

El sueño-visión ocurrió en una continuidad perfecta, noche tras noche, y durante varias noches, siempre retomándolo exactamente en el punto donde lo había dejado la noche anterior. Esto es algo fuera de lo común y sumamente extraño. Joe fué apuntando sus “sueños” en su diario, noche tras noche.Los automóviles de mediano tamaño, que él vio, en el año 1937 no existían en los Estados Unidos en aquellos tiempos. Joe Brandt comentó acerca de la extraña forma de algunos de ellos de formas esféricas y redondeadas y pequeños muy similares a los coches que tenemos hoy en día.
Este fue su “sueño”:

Diario de Joe Brandt

“Me desperté en el cuarto del hospital con un dolor de cabeza tremendo como si el mundo entero girara dentro de mi cerebro. Recuerdo, imprecisamente, la caída de mi caballo Blackie. Las imágenes comenzaron a formar en mi mente otras imágenes que se movieron con la velocidad de relámpago, imágenes que giraron e imágenes que se pararon. Parecía estar en otro mundo. Si fue el futuro, o si fue alguna antigua tierra, yo no podría decirlo.
Entonces lentamente, como si de una pantalla cinematográfica del cine se tratase, pero con color y olor y con el sonido, yo parecí encontrarme en Los Ángeles. Los Ángeles era más grande, mucho más grande, y los autobuses y coches llenaban las calles de la ciudad. Pensé acerca de Boulevard de Hollywood, y me encontré allí  de repente, allí, en Hollywood Boulevard. Si esto es así, no lo sé, pero había muchos muchachos de mi edad con barbas y llevaban algunos de ellos pendientes. Todas las chicas llevaban faldas… verdaderamente cortas y ellos andaban repantingados hacia adelante, moviéndose como haciendo un extraño baile. Me pregunté si podría hablar con ellos, y  les dije “hola”, pero ellos no me oyeron ni me vieron. Decidí que podría ser tan gracioso como ellos y traté de simular por un rato aquella loca manera de caminar. Adivino que es algo que se tiene que aprender. Pero no pude hacerlo. Luego advertí que había un extraño silencio en el aire, una extraña calma en el ambiente. Había algo más, algo que no debería estar allí. Al principio, yo no lo podía ver, no supe lo que pasaba, hasta poco después, y entonces me di cuenta de lo que faltaba: No HABIA PAJAROS. Escuché. Anduve dos manzanas al norte por el Boulevard…anduve por Todas las casas…no había pájaros. Yo me pregunté entonces que les había sucedido a los pájaros. ¿Se habían ido? ¿Dónde? De nuevo, yo podría oír la calma. Yo nunca había experimentado nada parecido. Escuché un rato… y solo oí la calma.
Entonces, supe que algo iba a suceder. Me pregunté qué año sería. Ciertamente no era 1937. Vi un periódico en un rincón con una imagen del presidente. Seguramente no era el Sr. Roosevelt. Él tenía orejas más grandes, eras más pesado y más grande. Si no era 1937, yo me pregunté qué año era entonces. Miré la fecha del periódico y el año acababa en un número que no pude determinar, no estaba seguro del año correcto. Mis ojos lo veían borroso… Entonces vino alguien…alguien de 1937… era esa enfermera gorda y se preparaba para tomarme la temperatura. Me desperté. El delirante sueño fue el mismo, el de Los Ángeles, y el sueño continuaría justo donde lo deje en el último sueño. Mi dolor de cabeza era peor. Es una maravilla que no me hubiese matado ese caballo.
He tenido otro sueño delirante, sobre Hollywood. Esas personas. ¿Por qué visten ellos de esa forma? me pregunto. Me encontraba atrás en el Boulevard esperaba que algo sucediera. Algo GRANDE iba a suceder e iba a estar allí. Miré arriba, y vi un reloj debajo de ese teatro grande. Eran las 4 menos 10 minutos. Algo GRANDE iba a suceder. Paseé por la calle. En el cemento delante de un teatro estaban los nombres de estrellas de cine. Reconocí algunos de ellos. Los otros nombres eran nombres que nunca había oído. Me aburría. No quise volver al hospital en Fresno, y quise permanecer allí en el Boulevard incluso si nadie me podía ver. Esos niños locos. ¿Por qué van vestidos de esa forma? Quizá es alguna víspera de halloween, pero no parece que sea la víspera de Todos los Santos. Parecía más bien primavera, comienzos, o algo similar. Había de nuevo esa falta de sonido otra vez. FALTABA SONIDO. La CALMA, la CALMA, la CALMA. ¿No sabían estas personas que los pájaros se han ido a algún lugar? El SILENCIO SE HACE BASTANTE GRANDE Y MAS GRANDE. SE QUE ALGO SUCEDERA. ALGO GRANDE SUCEDERA. ¡Y algo sucedió ahora!
Entonces me desperté. Ella me despertó mirándome desde arriba, sonriendo y sonriendo, aquella enfermera gorda otra vez. “Es hora de que te tomes tu leche, niño,” me dice. Cielos, la anciana de la habitación 30 quiere su pijama del gato. La próxima vez quizás ella me traiga chocolate caliente.

EL MOMENTO DEL ACONTECIMIENTO

Dónde fui no lo se. ¡No se donde fui! He estado como en los confines de la tierra y atrás en el tiempo. He estado en el fin del mundo. Creo que no había nada. Ni siquiera el condado de Fresno, aunque estén aquí en este mismo minuto. Si solamente mis ojos consiguieran ver un poco más claro todo lo que puedo ver desde arriba hacia abajo. Pero nadie me creerá, de todos modos.
Entonces vuelvo a ese último momento en el Boulevard. Es cuando veo a una mujer arrastrando a dos niños pequeños en cada mano (gemelos, supongo). Su falda estaba hacia arriba — bastante alta — y tenia una mirada cansada. Pensé por un minuto si yo le podía preguntar acerca de los pájaros, lo que había sucedido con ellos, y entonces, recordé que ella no podía verme. El pelo lo tenía todo sucio, y le salía por todas las partes de su cabeza. Muchos de aquellos muchachos se parecían a ella, pero parecía tan cansada y quien quiera que fuese parecía estar arrepentida acerca de algo. Adivino que estaba arrepentida ANTES  DE QUE aquello le sucediera, porque le sucedió seguramente.
Había un olor gracioso. No me gusta. Un olor como a azufre, ácido sulfúrico, un olor como la muerte. Por un minuto, yo pensé que regresé a la clase de química. Cuando busqué a la chica, ella se había ido. Quise encontrarla por alguna razón. Y entonces fue que supe que algo iba a suceder y podría permanecer con ella, y ayudarla. Pero se fue, y anduve media manzana, entonces vi el reloj otra vez. Los ojos parecieron pegarse a ese reloj. Yo no podía moverme. Esperé. Eran las CINCO MENOS CUATRO MINUTOS EN PUNTO EN UNA TARDE SOLEADA. Pensé que yo me pararía allí mirando ese reloj esperando para siempre ver algo venir. Entonces, fue cuando vino, y no fue nada. No fue casi nada. No fue casi tan duro como el terremoto que tuvimos hace dos años. El suelo se sacudió, justo un instante. Las personas se miraron unas a las otras, sorprendidas. Entonces se rieron, y yo me reí también. ¿Entonces esto fue lo que había estado esperando? Esta graciosa sacudida corta. No significó nada. Me sentí aliviado y decepcionado. ¿Qué había estado esperando? Comencé a retroceder en el Boulevard, intentando mover las piernas como esos muchachos. ¿Cómo lo hacen ellos?.
Nunca lo averigüé. Sentía como si el suelo no fuera muy sólido bajo mis pies. Supe que soñaba pero  todavía no estaba despierto. Había en el aire ese olor otra vez, viniendo como del océano. Llegaba a una calle y vi la mirada en las caras de dos chicos. Ellos estuvieron delante de mí, vinieron hacia mí. Ambos con barbas. Uno llevaba pendientes. Entonces le dijo uno al otro: “Salgamos de este lugar. Volvamos al este”. Parecía asustado. Y entonces fue como si las aceras temblaran, pero usted no podría verlo. Al menos no con los ojos que tiene ahora no lo vería. Una anciana tenía un perro, un perro blanco, y ella y su perro pararon y parecieron asustarse mucho, y entonces lo asió por las correas y dijo, “regresemos a casa, Frou, Frou. Mamá te llevará en casa”. Esa pobre anciana llevando en brazos a su perro. Yo me asusté. Verdaderamente estaba muy asustado.
Recordé a la chica con los dos niños. Seguramente, iría hacia abajo. Comencé a correr. Corrí y corrí, y el suelo comenzó a temblar. Pero yo no lo podría ver aquello. Yo no podía sentirlo. Pero supe que el suelo temblaba. Todos parecían muy asustados. Estaban terriblemente asustados. Una señorita se sentó justo en una acera que se dobló toda y entonces la oí decir “terremoto, es el terremoto”. Una y otra vez ella decía aquello. Entonces yo SABÍA QUE ESTA VEZ SERÍA ALGO MUY DIFERENTE.
Entonces, fue cuando ocurrió. Ocurrió muy rápidamente. Fue rápido como nada. Parecía como el chillido de una sirena, largo y bajo, o el chillido de una mujer cuando da a la luz a un bebé. Fue atroz. Fue como si algo, algún monstruo, LEVANTARA LAS ACERAS DEBAJO DEL SUELO. Usted podía sentirlo mucho tiempo antes que usted lo viera, como si las aceras no tuvieran ya suelo debajo. Me fijé bien en los coches. Los conductores tocaban la bocina pero no estaban asustados. Los coches se movieron pero se mantenían en el suelo. Parecía como si ellos no supieran aún nada de lo que estaba sucediendo. Entonces, vi un coche blanco, con un bebé y el coche era la mitad del tamaño de uno normal, se salió del carril interior con el que limitaba. La chica que lo conducía justo sentada allí empezó a llorar. Ella estaba allí con los ojos mirando fijamente, como si ella no pueda moverse, pero yo podía oírla. Lloriqueó. Como una niña. Hizo ruidos graciosos. Yo la miré, pensando en la otra chica.
Dije que esto era un sueño y que yo me despertaría… Pero yo no me desperté. Yo no me desperté. El temblor había comenzado otra vez, pero esta vez era diferente. Fue un temblor agradable, como una cuna cuando se mece un minuto, y entonces yo vi el centro del Boulevard que pareció estar rompiéndose en dos partes. El cemento parecía ser empujado directamente arriba por alguna pala gigante… Se rompía en dos. Por eso el coche de la chica perdió el control.. Y ENTONCES HUBO UN SONIDO FUERTE OTRA VEZ, COMO YO NUNCA HABÍA OIDO ANTES DE ESE MOMENTO…OÍA CIENTOS DE SONIDOS…OÍA TODAS LAS CLASES DE SONIDOS DE NIÑOS…, y de las mujeres y también de esos chicos locos con pendientes. Todos se movían, algunos de ellos cayeron al suelo encima de la acera. No lo se describir bien, PORQUE CUANDO ESTABAN TIRADOS EN EL SUELO FUERON LEVANTADOS DEL SUELO DEL GOLPE, y las cañerías empezaron a partirse y a brotar agua de ellas… Los gritos, el ruido, todo aquello fue atroz. Me desperté. No quiero volver a tener ese sueño nunca otra vez.

EL TERREMOTO

Todo Volvió. Como si la primera vez hubiera sido una presentación y todo podía volver a recordarlo, a ver de nuevo el fin del mundo. Fui inmediatamente al mismo lugar solo que llorando. Estaba en el mismo centro de todo aquello. Los tímpanos los sentía como si me fueran a estallar. El ruido estaba por todas partes. Las personas que caían, algunos de ellos se hacían daño al caer, otros gritaban aterrorizados. Los pedazos de edificios, los cascotes de todo tipo de cosas, volando por el aire. Un trozo de algo me dio en un lado de la cara, pero yo no sentí nada. Deseé sólo despertarme, huir de ese lugar. Había sido divertido al principio, en el primer sueño, cuando sabía que iba a soñar con el fin del mundo o de algo. Pero esto fue terrible. Había personas más adultas dentro de los coches. La mayor parte de los niños estaban en la calle. Pero esos tipos mayores gritaban como si los estuvieran asesinando, como si nadie pudiera ayudarlos. Nadie los podría ayudar. Nadie los podría ayudar.
Fue entonces que sentí elevarme hacia arriba. Quizá me había muerto. No lo sé. Pero estuve sobre la ciudad, arriba sobre ella y vi como se inclinaba hacia el océano justo como que inclina una mesa de picnic. Algunos de los edificios tenían mejor resistencia de lo que yo podía creer. Aguantaban, aguantaban. Las personas vieron esto y trataron de meterse dentro de ellos o conseguir ponerse al lado de ellos. Fue fantástico. Como un edificio se mantuvo en pié todo el rato. Todo se rompía más y más alrededor de él, pero muchos de aquellos edificios se mantenían en pié como si nada. Estaba arriba flotando como una pluma desde arriba viendo a la gente. Comencé a animarlos. Vayan por ese camino, dije yo. Vayan por ese camino. manténganse en esa línea. Quise vitorear, gritar, chillar. Si los edificios resistían, esos edificios en el Boulevard, quizá la chica de chica de los dos gemelos, quizá ella podría conseguir meterse dentro de uno de ellos.
Miré todo de esta forma durante mucho tiempo, quizá durante tres minutos, y tres minutos me parecieron durar una eternidad. Todos trataban de conseguir meterse dentro de los edificios. Iban a conseguirlo. Supe que iban a salvarse, incluso si las aguas empezaran a subir. Pero ellos no lo sabían. Yo nunca me he imaginado lo que estaría pasando para que un edificio empiece a morirse. Un edificio se muere como una persona. Cede, parte de los grandes lo hicieron, solo que comenzaron a desmenuzarse, como un anciano que no puede ponerse en pié, que no puede incorporarse ya. Se desmenuzaban y trozos de ellos caían hacia abajo. Y los niños chillaron como locos más allá del rugido de las personas. Los edificios parecían aguantar, pero los edificios se estaban muriendo. No podía ver ya a aquellas personas. Me mantuve flotando en el aire. Estaba dispuesto a subir más alto.
Entonces parecí estar fuera todo aquello, pero podía ver. Parecí estar arriba en Oso Grande cerca de San Bernardino, pero la cosa graciosa era que podía ver en todas las partes. Supe lo que sucedía en varios sitios a la vez. La tierra pareció comenzar a temblar otra vez. Podía sentirlo aunque estuviera arriba bien alto. Esta vez duró quizá doce segundos, y fue apacible. Usted no podría creer que nada tan tranquilo podría causar tantos daños. Pero entonces vi las calles de Los Ángeles y todo entre las montañas de San Bernardino y varios sitios más. Se inclinaba todo hacia el océano, las casas, todo había en aquellos lugares. Podía ver las grandes carreteras, docenas de grandes carreteras se partían en varios trozos aún con los coches pequeños y de todo tipo en ellas todos los coches empezaron a chocar unos con otros, y algunos cayeron y empezaron a deslizarse en la misma dirección que la tierra.
Ahora el océano estaba entrando en la tierra, y se movía como una serpiente inmensa a través de la tierra. Me pregunté cuánto tiempo había pasado, y podía ver el reloj, aunque no estuviera allí en el Boulevard eran las 4:29 de la tarde. Había sido solo media hora. Estaba contento porque no podía oír más sus gritos. Pero podía verlo todo. Podía verlo todo.

LAS OTRAS CIUDADES: Nevada, Reno y Baja California

Entonces, pude mirar un mapa inmenso del mundo, y podía ver lo que sucedía en la tierra y con las personas. En San Francisco se sentía el terremoto, pero no de aquella manera, no era parecido a lo de Hollywood ni Los Ángeles. Parecí ver la falla de San Francisco, no justo SAN ANDRES pero si cerca de San Francisco. Todo se movía como en una película de terremotos con Jeannette McDonald y el Aguilón. Podía ver todo eso, las montañas Sierra Nevada, y San Andrés y San Francisco.
Supe lo que le iba a suceder a San Francisco. Lo iban a girar sobre el terreno. Giraría al revés. Fue rápidamente, a causa del corrimiento de tierra, pienso yo. Pareció ser mucho más rápido que lo que pasaba en Hollywood, pero entonces yo no fui exactamente a aquel lugar. Vi mas cosas de una manera larga y de lejos. Cerré los ojos durante mucho tiempo, yo pienso que fueron diez minutos y cuando yo los abrí vi el Gran Cañón, que venía vacío, y vi la Presa de Canto Rodado que fue zarandeada desde abajo en el suelo. Y vi entonces, Nevada, y también hasta Reno, se movían todos como hacia el sur, de manera parecida a Baja California, México también se movía. Me pareció ver a algún volcán arrojando humo o lava, allá, junto con todo lo demás.

Colombia, Venezuela, Japón, Constantinopla, Sicilia, Inglaterra, Escocia

Vi el mapa de Sudamérica, especialmente Colombia. Otro volcán hacía erupción de forma violenta. Venezuela pareció estar teniendo un periodo de actividad volcánica. Lejos, a lo lejos, podía ver Japón, también. No fue fácil de ver, porque fui todavía hacia la Montaña Grande de Oso, pero veía Japón comenzar a adentrarse de lleno en el mar. No puedo saber la hora, y no veía a las personas porque se parecían a los muñecos, vistos desde muy lejos. No podía oírlos chillar, pero podía ver la mirada sorprendida en sus caras. Miraron al mar todo asombrados. Los veía tan lejos que yo apenas los podía ver. En un minuto o dos pareció acabar todo. Todos desaparecieron. El mar no dejó a nadie.
No sabía en que tiempo ni hora estaba ahora. No podía ver ningún reloj. Traté de ver la isla de Hawái. Acabé por ver como ondas en el mar… mareas inmensas que golpeaban contra ella. Las personas en las calles se mojaban, y corrían todos asustados. Pero no vi a nadie engullido por el mar. Parecía como estar pasando alrededor del globo. Más inundaciones. ¿Será inundado el mundo? Constantinopla. El Mar Negro subía. El Canal de Suez, por alguna razón pareció estar secándose. SICILIA… ella no tiene escapatoria. Podría ver todo como si fuera un mapa. El Etna entró en erupción. No sabía en que fecha era, pero pareció ser que sucedía más temprano o más tarde.
No estuve seguro de en que tiempo estaba ahora. Veía a INGLATERRA…..Inundaciones, pero inmensas no ondas de marea. El agua, llegaba por todas partes, pero nadie era muerto por el mar. Las personas tenían miedo y lloraban. Algunos de ellos se cayeron en las calles de rodillas y comenzaron a rezar para la salvación del mundo. No sabía que los ingleses fueran tan emocionales. Irlanda, escuelas en Escocia, todo estaba lleno y los de las iglesias rezaban noches y días enteros. Las personas llevaban velas y todos lloraban por California, Nevada, algunas partes de Colorado, quizá todo, incluso Utah.
Todos gritaban y lloraban, la mayor parte lo hizo como si no conociera a nadie de Nevada, Utah, pero lloraban como si fueran parientes de sangre. Como una familia. Como si todo eso también les sucediera a ellos. NUEVA YORK entraba en mi campo de visión pero la ciudad todavía estaba allí, nada le había sucedido, solo había mas nivel del agua que subía hacia arriba. Aquí, las cosas fueron diferentes. Las personas corrían por las calles, gritando “es el fin de mundo”. Los niños entraron en los restaurantes y se comieron todo lo que tenían a la vista. Vi una zapatería con todos los zapatos tirados en el suelo. Quinta Avenida, todos corriendo. Alguna radio emitía con un locutor que en unos pocos minutos, el poder quizás cortaba la emisión. Ellos pensaban que la gente debía de controlarse a sí misma.
Cinco chicas corrían como locas hacia el Y.W.C.A., ese lugar en Lexington o de algún otro lugar. Corrieron como si estuvieran muertas de miedo. PERO NADA SUCEDIA EN NUEVA YORK. Vi a una anciana cogiendo los cubos de la basura, y llenándolos con agua. Todos parecían estar aterrados por que pensaban que iban a morir. Algunas personas miraron aturdidas como las calles parecían llenarse de altavoces gritando fuertemente. No sucedió a la luz del día. Fue de noche. Vi, como al día siguiente, había tropas del ejército por las calles. Los altavoces daban noticias otra vez acerca de depósitos de combustible rotos y las áreas de escasez de petróleo. Las personas parecieran estar saqueando los mercados.
Oregon, Washington, Dakota, Missouri, Minnesota, Canadá… en todos sitios ocurría igual o parecido que en Nueva York. Vi muchos lugares que parecieron seguros, y las personas no huyeron asustadas. Especialmente las áreas rurales. Aquí todo fue casi como si nada hubiera sucedido. Las personas se dirigieron a estos lugares algunos a pié, otros en coches (que todavía tenían combustible). Oí o de algún modo supe que, en algún lugar del atlántico, la tierra había subido. Mucha tierra. Sentí un cansancio atroz. Quise despertarme,  quería volver a ver a la chica para saber donde estaba y esos dos niños. Entonces me encontré atrás en Hollywood y que eran todavía las 4:29. De repente estaba arriba sobre Hollywood.
Podía oír ahora. Podía oír, en alguna parte, una emisora en el aire decirles a las personas que no se asustasen. Ellos morían en las calles. Había estaciones que seguían emitiendo incluso con todas esas sacudidas y temblores. Un hombre apareció en una imagen de un monitor, era un tipo bajito que debía de estar muerto de miedo. Pero él no lo estaba. Mantuvo la calma y habló en gritos y leyó unas instrucciones. Algo acerca de helicópteros o alguna clase de aviones, pero supe que gente como ellos no podían irse o tener miedo. Las cosas sucedían ahora en la atmósfera. Las ondas iban recorriendo ahora la atmósfera. Ondas. La pesadilla ondea. Entonces, vi otra vez, la Presa de Canto Rodado, bajando… empujar la tierra, empujando y rompiéndose juntas. El Gran Cañón empujaba la Presa de Canto Rodado y se rompía aparte. Fue a la luz del día.
Todas estas emisoras se apagaron en el mismo momento que la Presa de Canto rodado cuando esta reventó. Me pregunté cómo sabrían aquellas personas en el Este lo que estaba sucediendo. Eso ocurrió cuando vi a la gente de los monitores. Los vi en los lugares más impares, como si estuviéramos allí con ellos. Como el tipo pequeño con gafas del monitor. Ellos se mantuvieron dando los informes a la gente. Llegué a oír a un locutor de radio decir en emisión:
“Esto es California. Estamos hundiéndonos en el mar. Esto es California. Estamos hundiéndonos en el mar… Diríjanse hacia los lugares altos. Vayan a las montañas. Hacia el oeste. Esto es California. Estamos hundiéndonos en el mar…”
Podía ver todo aquello. Todo sucedía en el interior, las aguas del mar entraban hacia el interior. Vi como su mano todavía se agarraba a la mesa, él trataba de levantarse de nuevo, para después una vez más decir:
“Esto es California estamos hundiéndonos en el mar. Esto es California estamos hundiéndonos en el mar”.
Oí esto, una y otra vez, durante lo que me parecieron horas diciendo una y otra vez aquellas mismas palabras.
Aquellas personas se mantuvieron haciendo su trabajo hasta el último momento y dando instrucciones a la gente: “Lleguen a las Montañas. Esto es California. Entramos al mar”. Me desperté en ese instante. No pareció ser como si hubiera estado soñando. Nunca había estado tan cansado. Parecía haber pasado un minuto o dos solamente, y por un momento pensé que todo esto había sucedido de verdad. Me pregunté acerca de dos cosas. No había visto todo lo que le sucedió a Fresno donde está mi casa y no había averiguado lo que sucedió a esa chica.
He estado pensando en ello toda la mañana. Regreso a casa mañana. Esto ha sido solo un sueño. No ha sido nada más. Nadie en el futuro en Hollywood Boulevard llevará pendientes y esas estúpidas barbas. Nada de esto sucederá. Esa chica me pareció tan real como esos dos niños. Ni siquiera habrá nacido todavía y espero que se marche de California cuando tenga su gemelos y que ella no esté en el Boulevard ese día. ¡Ella parecía tan real!.
No puedo quitarme de la cabeza a aquel locutor de radio diciendo una y otra vez la misma cosa: “Esto es California. Entramos el mar. Esto es California. Entramos el mar. Lleguen a las montañas. Vayan hacia las cumbres. California, Nevada Colorado, Arizona, Utah. Esto es California. Entramos en el mar”. Adivino que seguiré oyendo esto en mi cabeza durante algunos días mas.”

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